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Después de 6 largas horas en un bus sin suspensiones por una carretera bastante “perjudicada”, llegamos a la estación de Sauraha. Nos recibió un sol abrasador y 20 taxistas luchando para que subiéramos en uno de sus taxis.

Una vez llegamos al hotel, nos refrescamos y comimos un poco para salir en busca de las vistas al Parque Natural Chitwan. Este parque es el primer parque natural de Nepal creado en 1973. En el habitan numerosos animales salvajes como tigres, rinocerontes, cocodrilos, serpientes…(Tengo que reconocer que ver los carteles de ¡PELIGRO con los tigres! me asustaron bastante y entre la mala iluminación y la abundante vegetación, temía que en cualquier momento viniera un tigre para comerme).

Al final de las dos calles principales de Sauraha se llega al río Rapti que separa el pueblo del parque y desde el cual pueden verse magníficos atardeceres. En la zona hay una concentración de vendedores de safaris y como no lo intentaron con nosotros. Nos ofrecieron:

  1. Paseo en caballos y canoa de 2-3h hasta el Elephant Breeding Center: 3000rp - 25€ (por persona).
  2. Caminata de una mañana por la selva en busca de Rhinos: Entrada 1750rp - 15€ (por persona) + el guía 8000rp - 67€

Nos planteamos coger la opción 2, pero después de ver como desembarcaban centenares de turistas de la selva, el jaleo que montaban y el circo que había montado pensamos que era mejor buscar otra alternativa para estar en contacto con la naturaleza. De esta forma no había que gastar mucho más dinero formando parte de ese circo, que estamos seguro ahuyentaba a los animalitos de la selva. Por lo que algunos turistas comentaron, no habían podido ver ningún animal.

Finalmente nos decantamos por alquilar unas bicis (2 bicis 300rp- 2€) e ir al Elephant Breeding Center (2 entradas 200rp - 1,5€) donde crían bebes elefantes y mantienen a sus madres. La experiencia fue muy tierna, ya que algunos elefantes muy juguetones se acercaron a nosotros y pudimos juguetear con ellos todo el tiempo que se dejaron 🙂

Una de las cosas que más nos llamó la atención de Sauraha es la cantidad de elefantes que hay por las calles, tantos como perros o gatos en España.

Es imposible sentirse indiferente a ellos, tenerlos tan cerca, verlos caminar con sus pedazo patas, su trompa tan juguetona, sus orejas grandotas, sus ojitos pequeños y cansados y la piel tan arrugada, nos despertaba inevitablemente un sentimiento de ternura y admiración por ellos, pero al mismo tiempo pena por ver como los explotaban turísticamente y como ellos tan pacíficos ni se quejaban.

Otra alternativa al plan del safari es ver como bañan a los elefantes en el río Rapti. Diariamente de 10:00 a 11:30, los mahouts bañan a los elefantes en la orilla del río y como no es un acontecimiento que reúne a muchos turistas que quieren bañarse con ellos (200rp -1,5€).

Es divertido ver como los elefantes empapan con sus trompas a los turistas que se suben encima de ellos, pero al igual que no nos sentimos cómodos con el circo que había montado con los safaris, tampoco nos sentimos cómodos subiéndonos encima de los elefantes para que nos bañaran, nos conformamos con poder acariciarlos y verlos de cerca.

Los pobres están durante 2 horas levantándose y sentándose continuamente para recoger a los bañistas, alguno que otro bastante impertinente con los animales. Mientras, sus mahouts los azotan con varas para que sigan divirtiendo a los turistas, aunque probablemente ellos de lo único que tengan ganas sea de bañarse a sus anchas y comer plácidamente en los prados, algún elefante pudo escaparse para descansar.

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